miércoles, 20 de marzo de 2013
131-150
CANTO XXXIII
‘Deus venerunt Gentes’, alternando ya las tres, ya las cuatro, su salmodia, llorando comenzaron las
mujeres; y Beatriz, piadosa y suspirando, lo escuchaba de forma que no mucho más se mudara ante
la cruz María.
Mas cuando las doncellas la dejaron lugar para que hablase, puesta en pie, respondió, colorada
como el fuego: «Modicum, et non videbitis me mis queridas hermanas, et iterum , modicum, et vos
videbitis me. » Luego se puso al frente de las siete, y me hizo andar tras de ella con un gesto, y a la
mujer y al sabio que quedaba.
Así marchaba; y no creo que hubiera dado apenas diez pasos en el suelo, cuando me hirió los ojos
con sus ojos; y con tranquilo gesto: «Ven deprisa para que, si quisiera hablar, conigo, estés para
escucharme bien dispuesto. » Y al ir, como debía, junto a ella, díjome: «Hermano, ¿por qué no te
atreves, ya que vienes conmigo, a preguntarme?» Como aquellos que tanta reverencia muestran si
están hablando a sus mayores, que la voz no les sale de los dientes, a mí me sucedió y,
balbuceando, dije: «Señora lo que necesito vos sabéis, y qué es bueno para ello. » Y dijo: «De temor
y de vergüenza quiero que en adelante te despojes, y que no me hables como aquel que sueña.
Sabe que el vaso que rompió la sierpe fue y ya no es; mas crean los culpables que el castigo de
Dios no teme sopas.
No estará sin alguno que la herede mucho tiempo aquel águila que plumas dejó en el carro,
monstruo y presa hecho.
Que ciertamente veo, y lo relato, las estrellas cercanas a ese tiempo, de impedimento y trabas ya
seguro, en que un diez, en que un cinco, en que un quinientos enviado de Dios, a la ramera matará y
al gigante con quien peca.
Tal vez estas palabras tan oscuras, cual de Esfinge o de Temis, no comprendas, pues a su modo el
intelecto ofuscan; Mas Náyades serán pronto los hechos, que han de explicar enigma tan oscuro sin
daño de rebaños ni cosechas.
Toma nota; y lo mismo que las digo, lleva así mis palabras a quien vive el vivir que es carrera hacia
la muerte.
Y ten cuidado, cuando lo relates, y no olvides que has visto cómo el árbol ha sido despojado por dos
veces.
Cualquiera que le robe o que le expolie, con blasfemias ofende a Dios, pues santo sólo para su uso
lo ha creado.
Por morder de él, en penas y en deseos el primer ser más de cinco mil años anheló a quien en sí
purgó el mordisco.
Tu ingenio está dormido, si no aprecia por qué extraña razón se eleva tanto, y tanto se dilata por su
cima.
Y si no hubieran sido agua del Elsa los vanos pensamientos por tu mente, y el placer como a
Píramo la mora, solamente por estas circunstancias la justicia de Dios conocerías, moralmerite, al
hacer prohibido el árbol.
Mas como veo que tu inteligencia se ha hecho de piedra, y empedrada, oscura, y te ciega la luz de
mis palabras, quiero que, si no escritas, sí pintadas, dentro de ti las lleves por lo mismo que las
palmas se traen en los bordones. » Y yo: «Como la cera de los sellos, donde no cambia la figura
impresa, por vos ya mi cerebro está sellado.
¿Pero por qué tan fuera de mi alcance vuestra palabra deseada vuela, que más la pierde cuanto
más se obstinad» «Por que conozcas -dijo- aquella escuela que has seguido, y que veas cómo
puede seguir a mis palabras su doctrina; y veas cuánto dista vuestra senda de la divina, cuanto se
separa.
el cielo más lejano de la tierra. » Por lo que yo le dije: «No recuerdo que alguna vez de vos yo me
alejase, ni me remuerde nada la conciencia. » «Si acordarte no puedes de esas cosas acuérdate -
repuso sonriente- que hoy bebiste las aguas del Leteo; Y si del humo el fuego se deduce, concluye
esta olvidanza claramente que era culpable tu querer errado.
Estarán desde ahora ya desnudas mis palabras, cuanto lo necesite tu ruda mente para
comprenderlas. » Fulgiendo más y con más lentos pasos el sol atravesaba el mediodía, que allá y
aquí, como lo miran, cambia, cuando se detuvieron, como aquellos que van a la vanguardia de una
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
tropa, si encuentran novedades o vestigios, las mujeres, junto a un lugar sombrío, cual bajo fronda
verde y negras ramas se ve en los Alpes sobre sus riachuelos.
Delante de él al Éufrates y al Tigris creí ver brotando de una misma fuente, y, casi amigos, lentos
separarse.
«Oh luz, oh gloria de la estirpe humana, ¿qué agua es ésta que mana en este sitio de un principio, y
que a sí de sí se aleja?» A tal pregunta me dijeron: «Pide que te explique Matelda»; y respondió,
como hace quien de culpa se libera, la hermosa dama: «Esta y otras cosas le dije, y de seguro que
las aguas del Leteo escondidas no le tienen. » Y Beatriz: «Acaso otros cuidados, que muchas veces
privan de memoria, los ojos de su mente oscurecieron.
Pero allí va fluyendo el Eunoé: condúcele hasta él, y como sueles, reaviva su virtud amortecida. »
Como un alma gentil, que no se excusa, sino su gusto al gusto de otro pliega, tan pronto una señal se
lo sugiere; de igual forma, al llegarme junto a ella, echó a andar la mujer, y dijo a Estacio con
femenina gracia: «Ve con él. » Si tuviese lector, más largo espacio para escribir, en parte cantaría de
aquel dulce beber que nunca sacia; mas como están completos ya los pliegos que al cántico
segundo destinaba, no me deja seguir del arte el freno.
De aquel agua santísima volví transformado como una planta nueva con un nuevo follaje renovada,
puro y dispuesto a alzarme a las estrellas.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
PARAÍSO
CANTO I
La gloria de quien mueve todo el mundo el universo llena, y resplandece en unas partes más y en
otras menos.
En el cielo que más su luz recibe estuve, y vi unas cosas que no puede ni sabe repetir quien de allí
baja; porque mientras se acerca a su deseo, nuestro intelecto tanto profundiza, que no puede
seguirle la memoria.
En verdad cuanto yo del santo reino atesorar he podido en mi mente será materia ahora de mi
canto.
¡Oh buen Apolo, en la última tarea hazme de tu poder vaso tan lleno, como exiges al dar tu amado
lauro! Una cima hasta ahora del Parnaso me fue bastante; pero ya de ambas ha menester la carrera
que falta.
Entra en mi pecho, y habla por mi boca igual que cuando a Marsias de la vaina de sus núembros
aún vivos arrancaste.
¡Oh divina virtud!, si me ayudaras tanto que las imágenes del cielo en mi mente grabadas
manifieste, me verás junto al árbol que prefieres llegar, y coronarme con las hojas que merecer me
harán tú y mi argumento.
Tan raras veces, padre, eso se logra, triunfando como césar o poeta, culpa y vergüenza del querer
humano, que debiera ser causa de alegría en el délfico dios feliz la fronda penea, cuando alguno a
aquélla aspira.
Gran llama enciende una chispa pequeña: quizá después de mí con voz más digna se ruegue a fin
que Cirra le responda.
La lámpara del mundo a los mortales por muchos huecos viene; pero de ése que con tres cruces
une cuatro círculos, con mejor curso y con mejor estrella sale a la par, y la mundana cera sella y
calienta más al modo suyo.
Allí mañana y noche aquí había hecho tal hueco, y casi todo allí era blanco el hemisferio aquel, y el
otro negro, cuando Beatriz hacia el costado izquierdo vi que volvía y que hacia el sol miraba: nunca
con tal fijeza lo hizo un águila.
Y así como un segundo rayo suele del primero salir volviendo arriba, cual peregrino que tomar
desea, este acto suyo, infuso por los ojos en mi imaginación, produjo el mío, y miré fijo al sol cual
nunca hacemos.
Allí están permitidas muchas cosas que no lo son aquí, pues ese sitio para la especie humana fue
creado.
Mucho no lo aguanté, mas no tan poco que alrededor no viera sus destellos, cual un hierro candente
el fuego deja; y de súbito fue como si un día se juntara a otro día, y Quien lo puede con otro sol el
cielo engalanara.
En las eternas ruedas por completo fija estaba Beatriz: y yo mis ojos fijaba en ella, lejos de la altura.
Por dentro me volví, al mirarla, como Glauco al probar la hierba que consorte en el mar de los otros
dioses le hizo.
Trashumanarse referir per verba no se puede; así pues baste este ejemplo a quien tal experiencia
dé la gracia.
Si estaba sólo con lo que primero de mí creaste, amor que el cielo riges, lo sabes tú, pues con tu luz
me alzaste.
Cuando la rueda que tú haces eterna al desearte, mi atención llamó con el canto que afinas y
repartes, tanta parte del cielo vi encenderse por la llama del sol, que lluvia o río nunca hicieron un
lago tan extenso.
La novedad del son y el gran destello de su causa, un anhelo me inflamaron nunca sentido tan
agudamente.
Y entonces ella, al verme cual yo mismo, para aquietarme el ánimo turbado, sin que yo preguntase,
abrió la boca, y comenzó: «Tú mismo te entorpeces con una falsa idea, y no comprendes lo que
podrías ver si la desechas.
Ya no estás en la tierra, como piensas; mas un rayo que cae desde su altura no corre como tú
volviendo a ella. » Si fui de aquella duda desvestido, con sus breves palabras sonrientes, envuelto
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
me encontré por una nueva, y dije: «Ya contento requïevi de un asombro tan grande; mas me
asombro cómo estos leves cuerpos atravieso. » Y ella, tras suspirar piadosamente, me dirigió la vista
con el gesto que a un hijo enfermo dirige su madre, y dijo: «Existe un orden entre todas las cosas, y
esto es causa de que sea a Dios el universo semejante.
Aquí las nobles almas ven la huella del eterno saber, y éste es la meta a la cual esa norma se
dispone.
Al orden que te he dicho tiende toda naturaleza, de diversos modos, de su principio más o menos
cerca; y a puertos diferentes se dirigen por el gran mar del ser, y a cada una les fue dado un instinto
que las guía.
Éste conduce al fuego hacia la luna; y mueve los mortales corazones; y ata en una las partes de la
tierra; y no sólo a los seres que carecen de razón lanza flechas este arco, también a aquellas que
quieren y piensan.
La Providencia, que ha dispuesto todo, con su luz pone en calma siempre al cielo, en el cual gira
aquel que va más raudo; ahora hacia allí, como a un sitio ordenado, nos lleva la virtud de aquella
cuerda que en feliz blanco su disparo clava.
Cierto es que, cual la forma no se pliega a menudo a la idea del artista, pues la materia es sorda a
responderle, así de este camino se separa a veces la criatura, porque puede torcer, así impulsada,
hacia otra parte; y cual fuego que cae desde una nube, así el primer impulso, que desvían falsos
placeres, la abate por tierra.
Más no debe admirarte, si bien juzgo, tu subida, que un río que bajara de la cumbre del monte a la
llanura.
Asombroso sería en ti si, a salvo de impedimento, abajo te sentaras, como en el fuego el aquietarse
en tierra. » Volvió su rostro entonces hacia el cielo.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
CANTO II
Oh vosotros que en una barquichuela deseosos de oír, seguís mi leño que cantando navega hacia
otras playas, volved a contemplar vuestras riberas: no os echéis al océano que acaso si me perdéis,
estaríais perdidos.
No fue surcada el agua que atravieso; Minerva sopla, y condúceme Apolo y nueve musas la Osa me
señalan.
Vosotros, los que, pocos, os alzasteis al angélico pan tempranamente del cual aquí se vive sin
saciarse, podéis hacer entrar vuestro navío en alto mar, si seguís tras mi estela antes de que otra
vez se calme el agua.
Los gloriosos que a Colcos arribaron no se asombraron como haréis vosotros, viendo a Jasón
convertido en boyero.
La innata sed perpetua que tenía de aquel reino deiforme, nos llevaba tan veloces cual puede verse
el cielo.
Beatriz arriba, y yo hacia ella miraba; y acaso en tanto en cuanto un dardo es puesto y vuela
disparándose del arco, me vi llegado a donde una admirable cosa atrajo mi vista; entonces ella que
conocía todos mis cuidados, vuelta hacia mí tan dulce como hermosa, «Dirige a Dios la mente
agradecida -dijo- que al primer astro nos condujo. » Pareció que una nube nos cubriera, brillante,
espesa, sólida y pulida, como un diamante al cual el sol hiriese.
Dentro de sí la perla sempiterna nos recibió, como el agua recibe los rayos de la luz quedando
unida.
Si yo era cuerpo, y es inconcebible cómo una dimensión abarque a otra, cual si penetra un cuerpo
en otro ocurre, más debiera encendernos el deseo de ver aquella esencia en que se observa cómo
nuestra natura y Dios se unieron.
Podremos ver allí lo que creemos, no demostrado, mas por sí evidente, cual la verdad primera en
que cree el hombre.
Yo respondí.
«Señora, tan devoto cual me sea posible, os agradezco que del mundo mortal me hayáis sacado.
Mas decidme: ¿qué son las manchas negras de este cuerpo, que a algunos en la tierra hacen contar
patrañas de Caín?» Rió ligeramente, y «Si no acierta -me dijo- la opinión de los mortales donde no
abre la llave del sentido, punzarte no debieran ya las flechas del asombro, pues sabes la torpeza con
que va la razón tras los sentidos.
Mas dime lo que opinas por ti mismo. » Y yo: «Lo que aparece diferente, cuerpos densos y raros lo
producen. » Y ella: «En verdad verás que lo que piensas se apoya en el error, si bien escuchas el
argumento que diré en su contra.
La esfera octava os muestra muchas luces, las cuales en el cómo y en el cuánto pueden verse de
aspectos diferentes.
Si lo raro y lo denso hicieran esto, un poder semejante habría en todas, en desiguales formas
repartido.
Deben ser fruto las distintas fuerzas de principios formales diferentes, que, salvo uno, en tu opinión
destruyes.
Aún más, si fuera causa de la sombra la menor densidad, o tan ayuno fuera de su materia en la otra
parte este planeta, o, tal como comparte grueso y delgado un cuerpo, igual tendría de éste el
volumen hojas diferentes.
Si fuera lo primero, se vería al eclipsarse el sol y atravesarla la luz como a los cuerpos poco
densos.
Y no sucede así.
por ello lo otro examinemos; y si lo otro rompo, verás tu parecer equivocado.
Si no traspasa el trozo poco denso, debe tener un límite del cual no le deje pasar más su contrario;
y de allí el otro rayo se refleja como el color regresa del cristal que por el lado opuesto esconde
plomo.
Dirás que se aparece más oscuro el rayo más aquí que en otras partes, porque de más atrás viene
el reflejo.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
De esta objeción pudiera liberarte la experiencia, si alguna vez lo pruebas, que es la fuente en que
manan vuestras artes.
Coloca tres espejos; dos que disten de ti lo mismo, y otro, más lejano, que entre los dos encuentre
tu mirada.
Vuelto hacia ellos, haz que tras tu espalda te pongan una luz que los alumbre y vuelva a ti de todos
reflejada.
Aunque el tamaño de las más distantes pueda ser más pequeño, notarás que de la misma forma
resplandece.
Ahora, como a los golpes de los rayos se desnuda la tierra de la nieve y del color y del frío de antes,
al quedar de igual forma tu intelecto, de una luz tan vivaz quiero llenarle, que en ti relumbrará cuando
la veas.
Dentro del cielo de la paz divina un cuerpo gira en cuyo poderío se halla el ser de las cosas que
contiene.
El siguiente, que tiene tantas luces, parte el ser en esencias diferentes, contenidas en él, mas de él
distintas.
Los círculos restantes de otras formas la distinción que tienen dentro de ellos disponen a sus fines y
simientes.
Así van estos órganos del mundo como ya puedes ver, de grado en grado, que dan abajo lo que
arriba toman.
Observa atento ahora cómo paso de aquí hacia la verdad que deseabas, para que sepas luego
seguir solo.
Los giros e influencias de los cielos, cual del herrero el arte del martillo, deben venir de los motores
santos; y el cielo al que embellecen tantas luces, de la mente profunda que lo mueve toma la
imagen y la imprime en ellas.
Y como el alma llena vuestro polvo por diferentes miembros, conformados al ejercicio de potencias
varias, así la inteligencia en las estrellas despliega su bondad multiplicada, y sobre su unidad va
dando vueltas.
Cada virtud se liga a su manera con el precioso cuerpo al que da el ser, y en él se anuda, igual que
vuestra vida.
Por la feliz natura de que brota, mezclada con los cuerpos la virtud brilla cual la alegría en las
pupilas.
Esto produce aquellas diferencias de la luz, no lo raro ni lo denso: y es el formal principio que
produce, conforme a su bondad, lo turbio o claro. »
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
CANTO III
El sol primero que me ardió en el pecho, de la verdad habíame mostrado, probando y refutando, el
dulce rostro; y yo por confesarme corregido y convencido, cuanto convenía, para hablar claramente
alcé la vista; mas vino una visión que, al contemplarla, tan fuertemente a ella fui ligado, que aquella
confesión puse en olvido.
Como en vidrios diáfanos y tersos, o en las límpidas aguas remansadas, no tan profundas que el
fondo se oculte, se vuelven de los rostros los reflejos tan débiles, que perla en blanca frente no más
clara los ojos la verían; vi así rostros dispuestos para hablarme; por lo que yo sufrí el contrario
engaño de quien ardió en amor de fuente y hombre.
En cuanto me hube dado cuenta de ellos, creyendo que eran rostros reflejados, para ver de quién
eran me volví; y nada vi, y miré otra vez delante, fijo en la luz de aquella dulce guía que, sonriendo,
ardía en su mirada.
«No te asombre -me dijo-- que sonría de tu infantil creencia, pues tus plantas en la verdad aún no
has asentado, mas vuelves a lo vano, como sueles: lo que ves son sustancias verdaderas, puestas
aquí pues rompieron sus votos.
Mas háblales y créete lo que escuches; porque la cierta luz que las aplaca no deja que sus pies se
aparten de ella. » Y a la que parecía más dispuesta para hablar, me volví, y comencé casi como
aquel a quien turba un gran deseo: «Oh bien creado espíritu, que sientes de los eternos rayos la
dulzura que, no gustada, nunca se comprende, feliz me harías si me revelaras cuál es tu nombre y
cuál es vuestra suerte. » Y ella, al momento y con ojos risueños: «Puerta ninguna cierra nuestro
amor a un justo anhelo, como el de quien quiere que se parezca a sí toda su corte.
Fui virgen religiosa en vuestro mundo; y si hace algún esfuerzo tu memoria, no ha de ocultarme a ti
el ser aún más bella, mas reconocerás que soy Piccarda, que, puesta aquí con estos otros santos
santa soy en la esfera que es más lenta.
Nuestros afectos, que sólo se inflaman.
con el placer del Espíritu Santo, gozan del orden que él nos ha dispuesto.
Y nos ha sido dado este destino que tan bajo parece, pues quebramos nuestros votos, que en parte
fueron vanos. » Y dije: «En vuestros rostros admirables un no sé qué divino resplandece que vuestra
imagen primera transmuta: por ello en recordar no estuve pronto; pero ahora me ayuda lo que has
dicho, y ya te reconozco fácilmente.
Mas dime: los que estáis aquí gozosos ¿deseáis un lugar que esté más alto y ver más y ser más de
Dios amigos?» Sonrió un poco con las otras sombras; y luego me repuso tan alegre, cual si de amor
ardiera al primer fuego: «Aquieta, hermano, nuestra voluntad la caridad, haciendo que queramos sin
más ansiar, aquello que tenemos.
Si estar más elevadas deseásemos, este deseo sería contrario a lo que quiere quien aquí nos puso;
lo cual, como verás, es imposible, si estar en caridad aquí es necesse y consideras su naturaleza.
Esencial es al bienaventurado con el querer divino conformarse, para que se hagan unos los
quereres; y así el estar en uno u otro grado en este reino, a todo el reino place como al Rey que nos
forma en sus deseos.
Y en su querer se encuentra nuestra paz: y es el mar al que todo se dirige lo que él crea o lo que
hace la natura. » Vi claramente entonces cómo el cielo es todo paraíso, etsi la gracia del sumo bien
no llueva de igual modo.
Mas como cuando sacia un alimento y aún tenemos más ganas de algún otro, que uno pedimos y
otro agradecemos, hice yo así con gestos y palabras, para saber cuál fuese aquel tejido que hasta el
fin no labró su lanzadera.
«Perfecta vida y méritos encumbran -me dijo-- a una mujer por cuya regla se visten velo y hábito en
el mundo, para que hasta el morir se vele y duerma con esposo que acepta cualquier voto que a su
placer la caridad conforma.
Del mundo, por seguirla, jovencita me escapé, refugiándome en sus hábitos, y prometí seguir por su
camino.
Hombres no al bien, al mal, acostumbrados, luego del dulce claustro me raptaron.
Dios sabe cómo fue mi vida luego.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
Y aquel otro esplendor que se te muestra a mi derecha y a quien ilumina toda la luz que brilla en
nuestra esfera, lo que dije de mí, también lo digo; fue monja, y de igual forma le quitaron de la frente
la sombra de las tocas.
Mas cuando fue devuelta luego al mundo contra su voluntad y buena usanza, nunca el velo del alma
le quitaron.
Esta es la luz de aquella gran Constanza que engendró del segundo al ya tercero y último de los
vientos de Suabia. » Así me dijo, y luego: «Ave María» cantó y cantando se desvaneció como en el
agua honda algo pesado.
Mi vista que siguió detrás de ella cuanto le fue posible, ya perdida, se dirigió al objeto más querido, y
por entero se volvió a Beatriz; pero ella fulgió tanto ante mis ojos, que al principio no pude soportarlo,
y por esto fui tardo en preguntarle.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
CANTO IV
Entre dos platos, igualmente ricos y distantes, por hambre moriría un hombre libre sin probar bocado;
así un cordero en medio de la gula de fieros lobos, por igual temiendo; y así estaría un perro entre
dos gamos: No me reprocho, pues, si me callaba, de igual modo suspenso entre dos dudas, porque
era necesario, ni me alabo.
Callé, pero pintado mi deseo en la cara tenía, y mi pregunta, era así más intensa que si hablase.
Hizo Beatriz lo mismo que Daniel cuando aplacó a Nabucodonosor la ira que le hizo cruel
injustamente; Y dijo: «Bien conozco que te atraen uno y otro deseo, y preocupado tú mismo no los
dejas que se muestren.
Te dices: "Si perdura el buen deseo, la violencia de otros, ¿por qué causa del mérito recorta la
medida?" También te causa dudas el que el alma parece que se vuelva a las estrellas, siguiendo la
doctrina de Platón.
Estas son las cuestiones que en tu velle igualmente te pesan; pero antes la que tiene mas hiel he
de explicarte.
El serafín que a Dios más se aproxima, Moisés, Samuel, y aquel de los dos Juanes que tú prefieras,
y también María, no tienen su acomodo en otro cielo.
que estas almas que ahora se mostraron, ni más o menos años lo disfrutan; mas todos hacen bello el
primer círculo, y gozan de manera diferente sintiendo el Soplo Eterno más o menos.
Si aquí los viste no es porque esta esfera les corresponda, mas como indicando que en la celeste
ocupan lo más bajo.
Así se debe hablar a vuestro ingenio, pues sólo aprende lo que luego es digno de intelecto, a través
de los sentidos.
Por esto condesciende la Escritura a vuestra facultad, y pies y manos le otorga a Dios, mas piensa
de otro modo; y nuestra Iglesia con figura humana a Gabriel y a Miguel os representa, y de igual
modo al que sanó a Tobías.
Lo que el Timeo dice de las almas no es similar a lo que aquí se muestra, mas parece que diga lo
que siente.
Él dice que a su estrella vuelve el alma, pues desde allí supone que ha bajado cuando natura su
forma le diera; y acaso lo que piensa es diferente del modo que lo dice, y ser pudiera que su
intención no sea desdeñable.
Si él entiende que vuelve a estas esferas de su influjo el desprecio o la alabanza, quizá a alguna
verdad el arco acierte.
Torció, mal comprendido, este principio a casi todo el mundo, y así Jove, Mercurio y Marte fueron
invocados.
Menos veneno encierra la otra duda que te conmueve, porque su malicia no podría apartarte de mi
lado.
El que nuestra justicia injusta sea a los ojos mortales, argumento.
es de fe, no de herética perfidia.
Mas como puede vuestra inteligencia penetrar fácilmente esta verdad, como deseas, he de darte
gusto.
Aun cuando aquel que la violencia sufre a quien la fuerza nada le concede, no están por ello estas
almas sin culpa: pues, sin querer, la voluntad no cede, mas hace como el fuego, si le tuerce, aunque
sea mil veces, la violencia.
Si se doblega, pues, o mucho o poco, sigue la fuerza; y así hicieron éstos, que al lugar santo
regresar pudieron.
Si su deseo firme hubiera sido, como fue el de Lorenzo en su parrilla, o con su mano a Mucio hizo
severo, a su camino habrían regresado del que sacados fueron, al ser libres; mas voluntad tan sólida
es extraña.
Y por esta razón, si como debes la comprendes, se rompe el argumento que te habría estorbado
aún muchas veces.
Mas ahora se atraviesa ante tus ojos otro obstáculo, tal que por ti mismo no salvarías, sin cansarte
antes.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
Yo te he enseñado como cosa cierta que no puede mentir un alma santa, pues cerca está de la
verdad primera; y después escuchaste de Piccarda que Constanza guardó el amor del velo; y así
parece que me contradice.
Muchas veces, hermano, ha acontecido que, huyendo de un peligro, de mal grado se hacen cosas
que hacerse no debieran; como Almeón, que, al suplicar su padre que lo hiciera, mató a su propia
madre, y por piedad se hizo despiadado.
En este punto quiero que conozcas que la fuerza al querer se mezcla, haciendo que no tengan
disculpa las ofensas.
La Voluntad absoluta no consiente el daño; mas consiente cuando teme que en más penas caerá si
lo rehúsa.
Así, cuando Piccarda dijo aquello de la primera hablaba, y yo de la otra; y las dos te dijimos la
verdad. » Fluyó así el santo río que salía de la fuente en que toda verdad mana; así mis dos deseos
se aplacaron.
«Oh amada del primer Amante, oh diosa, cuyas palabras --dije así me inundan, y enardecen, que
más y más me avivan, no son mis facultades tan profundas que a devolverte don por don bastasen;
mas responda por mí Quien ve y Quien puede.
Bien veo que jamás se satisface sino con la verdad nuestro intelecto, sin la cual no hay ninguna
certidumbre.
Cual fiera en su cubil, reposa en ella en cuanto que la alcanza; y puede hacerlo; si no, frustra sería
los deseos.
Por ello nacen dudas, cual retoños, al pie de la verdad; y a lo más alto, cima a cima, nos lleva de
este modo.
Esto me invita y esto me da fuerzas a preguntar, señora, reverente, aún por otra verdad que me es
oscura.
Quiero saber si pueden repararse los votos truncos con acciones buenas, que no pesaran poco en
la balanza. » Y Beatriz me miró, llenos sus ojos de amorosas centellas tan divinas, que, vencida, mi
fuerza dio la espalda, casi perdido con la vista en tierra.
.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
CANTO V
«Si te deslumbro en el fuego de amor más que del modo que veis en la tierra, tal que venzo la fuerza
de tus ojos, no debes asombrarte; pues procede de un ver perfecto, que, como comprende, así en
pos de aquel bien mueve los pasos.
Bien veo de qué forma resplandece la sempiterna luz en tu intelecto, que, una vez vista, amor por
siempre enciende; y si otra cosa vuestro amor seduce, de aquella luz tan sólo es un vestigio, mal
conocido, que allí se refleja.
Quieres saber si con otras ofrendas, halla reparo quien rompe su voto, tal que en el juicio su alma
esté segura. » Así Beatriz principio dio a este canto; y como el que el discurso no interrumpe,
prosiguió así sus santas enseñanzas: «El don mayor que Dios en su largueza hizo al crearnos, y el
que más conforme está con su bondad, y él más lo estima, tal fue la libertad del albedrío; del cual, a
los que dio la inteligencia, fueron y son dotados solamente.
Ahora verás, si tú deduces de esto, el gran valor del voto, si se hace cuando consiente Dios lo que
consientes: porque al cerrar el pacto Dios y el hombre se hace holocausto de aquel gran tesoro, que
antes te dije; y lo hace un acto suyo.
¿Así pues qué reparo se hallaría? Si piensas que usas bien lo que ofreciste, con latrocinios quieres
dar limosna.
Ya lo más importante te he explicado; mas puesto que la Iglesia los dispensa.
y esto a lo que te digo contradice, en la mesa es preciso que aún te sientes, pues el seco alimento
que comiste, para su digestión requiere ayuda.
Abre tu mente a lo que te revelo y guárdalo bien dentro; pues no hay ciencia si lo que has aprendido
no retienes.
Dos cosas intervienen en la esencia de este gran sacrificio: una es la cosa que se ofrece; y la otra
el pacto mismo.
Esta segunda nunca se cancela si no es cumplida; y con respecto a ella antes te hablé con toda
precisión: por ello los hebreos precisaron el seguir ofreciendo, aunque la ofrenda se pudiera cambiar,
como ya sabes.
La otra, que te mostré como materia, bien puede ser de un modo que no hay yerro si por otra
materia se permuta.
Mas la carga no debe transmutarse libremente, y precisa de la vuelta de la llave amarilla y de la
blanca; y sabrás que los cambios nada valen, si la cosa dejada en la cogida como el cuatro en el seis
no se contiene.
Y por ello a las cosas tan pesadas que la balanza inclinan por sí mismas, satisfacer no puede otra
ninguna No bromeen con el voto los mortale s; sed fieles; mas no hacerlos ciegamente, como Jefté
ofreciendo lo primero; quien hubiera mejor dicho "Mal hice", que hacer peor cumpliéndolo; y tan necio
podrás llamar al jefe de los griegos, por quien lloró Ifigenia su belleza, y con ella las necios y los
sabios que han escuchado de tal sacrificio.
Sed, cristianos, más firmes al moveros: no seáis como pluma a cualquier soplo, y no penséis que os
lave cualquier agua.
Tenéis el viejo y nuevo Testamento, y el pastor de la Iglesia que os conduce; y esto es bastante ya
para salvaros.
Si otras cosas os grita la codicia, ¡sed hombres, y no ovejas insensatas, para que no se burlen los
judíos! ¡No hagáis como el cordero que abandona la leche de su madre, y por simpleza, consigo
mismo a su placer combate!» Así me habló Beatriz tal como escribo; luego se dirigió toda anhelante
a aquella parte en que el mundo más brilla.
Su callar y el mudar de su semblante a mi espíritu ansioso silenciaron, que ya nuevas preguntas
preparaba; y así como la flecha da en el blanco antes de que la cuerda quede inmóvil, así corrimos al
segundo reino.
Allí vi tan alegre a mi señora, al encontrarse en la luz de aquel cielo, que se volvió el pla neta aún
más luciente.
Y si la estrella se mudó riendo, ¡yo qué no haría que de mil maneras soy por naturaleza
transmutable! Igual que en la tranquila y pura balsa a lo que se les echa van los peces y piensan que
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
es aquello su alimento, así yo vi que mil y aún más fulgores venían a nosotros, y escuchamos: «ved
quién acrecerá nuestros amores».
Y así como venían a nosotros se veía el placer que las colmaba en el claro fulgor que desprendían.
Piensa, lector, si lo que aquí comienza no siguiese, en qué forma sentirías de saber más un anhelo
angustioso; y verás por ti mismo qué deseo tenía de saber quién eran éstas, cuando las vi delante de
mis ojos.
«Oh bien nacido a quien el ver los tronos del triunfo eternal fue concedido, antes de que dejase la
milicia.
de la luz que se extiende en todo el cielo nos encendemos; por lo cual, si quieres de nosotros saber,
sáciate a gusto. » De este modo una de esas almas pías me dijo; y Beatriz: «Habla sin miedo, y cree
todas las cosas que te diga. » «Bien puedo ver que anidas en tu propia luz, y que la desprendes por
los ojos, porque cuando te ríes resplandecen; mas no quien eres, ni por qué te encuentras alma
digna, en el grado de la esfera que a los hombres ocultan otros rayos. » Esto dije mirando a aquella
lumbre que primero me habló; y entonces ella se hizo más luminosa que al principio.
Y como el sol que se oculta a sí mismo por la excesiva luz, cuando disipa el calor los vapores más
templados, al aumentar su gozo, se ocultó en su propio fulgor la santa imagen; y así me respondió,
toda encerrada del modo en que el siguiente canto canta.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
CANTO VI
«Después que Constantino volvió el águila contra el curso del cielo, que ella antes siguió tras el
esposo de Lavinia, más de cien y cien años se detuvo en el confín de Europa aquel divino.
pájaro, junto al monte en que naciera; a la sombra de las sagradas plumas gobernó el mundo allí de
mano en mano, y así cambiando vino hasta las mías.
César fui, soy el mismo Justiniano que quitó, inspirado del Espíritu, lo excesivo y superfluo de las
leyes.
Y antes de que a esta obra me entregara, una naturaleza en Cristo sólo creía, y esta fe me era
bastante; mas aquel santo Agapito, que fue sumo pastor, a la fe verdadera me encaminó con sus
palabras santas.
Yo le creí; y claramente veo lo que había en su fe, como tu ves en la contradicción lo falso y cierto.
Y en cuanto que eché andar ya con la Iglesia, por gracia a Dios le plugo el inspirarme la gran tarea y
me entregué de lleno; y a Belisario encomendé las tropas, quien gozó tanto del favor del cielo, que
fue señal de que en él reposara.
Ahora ya he contestado a tu primera pregunta: mas me obliga a que te añada su condición algunas
otras cosas, para que veas con cuánta injusticia se mueve contra el signo sacrosanto quien de él se
apropia o quien a él se opone.
Mira cuánta virtud digno le hizo de reverencia; ya desde la hora en que murió Palante por su reino.
Sabes que en Alba tuvo su morada más de trescientos años, hasta el día que por él combatieron
tres y tres Y sabes lo que obró en siete reinados, del mal de las Sabinas a Lucrecia, venciendo en
torno a los pueblos vecinos.
Y lo que obró llevado contra Breno por los magnos romanos, contra Pirro, y las otras repúblicas y
príncipes; donde Torcuato y Quincio, a quien dio nombre su pelo descuidado, Fabios, Decios
ganaron fama que con gusto incienso.
Luego humilló el orgullo de los árabes que tras Aníbal las alpestres rocas de las que bajas tú, Po,
atravesaron.
Bajo aquél, siendo aún jóvenes, triunfaron Escipión y Pompeyo; y a ese monte a cuyo pie naciste, le
fue amargo.
Luego, cercano el tiempo en el que el cielo quiso ordenar el mundo a su manera, César por gusto de
Roma lo obtuvo.
Y lo que obró desde el Varo hasta el Rin, lo vio el Isara, el Era y lo vio el Sena y los ríos que al
Ródano engrandecen.
Lo que obró luego al marcharse de Rávena y cruzó el Rubicón, fue tan aprisa que ni pluma ni
lengua alcanzarían.
Luego marchó con sus tropas a España, luego a Durazzo, y tal golpe en Farsalia dio, que hasta el
Nilo se dolió del daño.
A Antandro y al Simoes, patria suya, vio otra vez, y el lugar que a Héctor sepulta; y partió para mal
de Tolomeo.
De allí fue como un rayo contra Juba; y desde allí se volvió al occidente donde escuchó la trompa
pompeyana.
Por lo que obró en las manos del siguiente, en el infierno ladran Bruto y Casio, y se dolieron
Módena y Perugia.
Aún lo llora la triste de Cleopatra, que, escapando de aquél, con la culebra se dio la muerte atroz e
inesperada.
Con él llegó a la orilla del mar Rojo, con él en tanta paz al mundo puso, que las puertas de Jano se
cerraron.
Mas lo que el signo del que estoy hablando, hizo primeramente y luego haría, por el reino mortal al
que subyuga, se vuelve en apariencia oscuro y poco, si en manos del tercer César la vemos con
vista clara y con afecto puro; pues la viva justicia que me inspira, le concedió, en las manos del que
digo, la gloria de vengar su santa cólera.
Y asómbrate de lo que digo ahora: corrió después con Tito a hacer venganza de la venganza del
pecado antiguo.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
Y al morder los lombardos a la Santa Iglesia con sus dientes, Carlomagno la socorrió, venciendo,
con sus alas.
Ahora puedes juzgar a esos que antes me escuchaste acusar, y sus pecados, que son causa de
todas vuestras penas.
Uno al signo común los amarillos lirios opone, y otro se lo apropia, y es difícil saber quién más se
engaña.
Urdan los gibelinos, urdan tretas bajo otro signo, que mal sigue a éste aquel que de él aparta la
justicia; y que este nuevo Carlos no lo abata con sus güelfos, mas tema de sus garras que a leones
más fuertes han vencido.
¡Muchas veces los hijos han llorado por las culpas del padre, y no se crea que Dios cambie su
emblema por las lises! Esta pequeña estrella se engalana de los buenos espíritus activos para que
fama y honra les alcance; y cuando a esto dirigen sus deseos, desviándose así, más apagados del
verdadero amor los rayos sienten.
Mas comparar los méritos y el premio de nuestra dicha también forma parte, no viéndolos mayores
ni menores.
Tal nos endulza la viva justicia el afecto, y por ello no se puede ya a la malicia nunca desviarlo.
Diversas voces cantan dulces notas; tal los diversos grados de esta vida dulce armonía en estas
ruedas forman.
Y dentro de esta perla en la que estamos luce la luz de Romeo, de quien fue su gran obra mal
agradecida.
Pero sus enemigos provenzales no ríen; pues camina erradamente el que se duele del bien de los
otros.
Cuatro hijas tuvo, y las cuatro reinaron, Raimundo Berenguer, y esto lo hizo Romeo, un hombre
humilde y peregrino Y luego las calumnias le movieron a pedirle las cuentas a este justo, quien
devolvió siete y cinco por diez, tras de lo cual partió, viejo y mendigo; y si el mundo supiera su coraje
mendigando su vida hogaza a hogaza mucho lo alaba, y más lo alabaría.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
CANTO VII
«Ossanna, sanctus Deus sabaoth, superilunstrans claritate tua felices ignes borum malacth!» De este
modo, volviéndose a sus notas, escuché que cantaba esa sustancia, sobre la cual doble luz se
enduaba; y reemprendió su danza con las otras, y como velocísimas centellas las ocultó la súbita
distancia.
Dudoso estaba y me decía: «¡Dile! Dile, dile -decía- a mi señora que mi sed sacie con su dulce estilo.
» Mas el respeto que de mí se adueña tan sólo con la B o con el IZ, como el sueño la frente me
inclinaba.
Poco tiempo Beatriz consintió esto, y empezó, iluminándome su risa, que aun en el fuego me haría
dichoso: «Según mi parecer siempre infalible, cómo justa venganza justamente ha sido castigada,
estás pensando; mas yo desataré pronto tu mente; y escúchame, porque lo que te diga te hará el
rega lo de una gran certeza.
Por no poner a la virtud que quiere un freno por su bien, el no nacido, se condenó a sí mismo y su
progenie; por lo cual los humanos muchos siglos en el error yacieron como enfermos, hasta que al
Verbo descender le plugo, y la naturaleza extraviada de su creador, añadió a su persona, sólo por
obra de su amor eterno Ahora atiende a lo que ahora se razona: a su hacedor unida esta natura, cual
fue creada fue sincera y buena; mas desterrada fue del Paraíso estando sola, pues torció el camino
de la verdad y de su propia vida.
Y así la pena de la cruz, medida con la naturaleza que asumiera, aplicóse más justa que ninguna; y
así ninguna fue tan injuriosa, si a la persona que sufrió atendemos, a la que se juntara esa natura.
Mas tuvo un acto efectos diferentes: plació una muerte a Dios y a los judíos; hizo temblar la tierra y
abrió el cielo.
Ya no te debe parecer extraño, al escuchar que una justa venganza castigó luego un justo tribunal.
Mas ahora veo oprimida tu mente de un pensamiento en otro por un nudo, que ardientemente
desatar esperas.
Te dices: "Bien comprendo lo que escucho; mas porque Dios quisiera, se me esconde, de
redimirnos esta forma sólo.
" Sepultado está, hermano, este decreto a los ojos de aquellos cuyo ingenio en la llama de amor no
ha madurado.
Y en verdad, como en este punto mucho se considera y poco se comprende, diré por qué este modo
fue el más digno.
La divina bondad, que de sí aparta cualquier rencor, ardiendo en sí, destella las eternas bellezas
desplegando.
Lo que sin mediación de ella destila luego no tiene fin, porque su impronta nunca se borra en donde
pone el sello.
Lo que sin mediación llueve de ella del todo es libre porque no depende de la influencia de las
nuevas cosas.
Más le placen, pues más se le asemejan; que el santo amor que toda cosa irradia, es más brillante
en la más parecida.
Tiene ventaja en todos estos dones la humana criatura, y si uno falta, privada debe ser de su
nobleza.
Sólo el pecado es el que la encadena del sumo bien haciéndola distinta, por lo que con su luz poco
se adorna; y a aquella dignidad ya nunca vuelve.
si no llena el vacío de la culpa con justas penas contra el mal deleite.
Vuestra naturaleza, al pecar tota en su simiente, de estas dignidades, como del paraíso, fue
apartada; sin poder recobrarla, si lo piensas bien sutilmente, por ningún camino que por estos dos
vados no atraviese: o que Dios solo generosamente perdonara, o el hombre por sí mismo diese
satisfacción de su locura.
Ahora clava la vista en el abismo del eterno saber, a mis palabras cuanto puedas atentamente fijo.
No podría en sus límites el hombre satisfacer, pues no puede ir abajo luego con humildad
obedeciendo, cuanto desobediente quiso alzarse; y es esta la razón que incapacita a reparar al
hombre por sí mismo.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
A Dios, pues, convenía con sus medios al hombre devolver la vida entera, con uno digo, o con los
dos acaso.
Mas pues la obra es tanto más querida por quien la hace, cuanto más nos muestra el pecho
bondadoso del que sale, la divina bondad que el mundo sella, de proceder por todos sus caminos
gustó para volvernos a lo alto.
Y entre la última noche y el primero de los días, un hecho tan sublime por uno y otro, ni hubo ni lo
habrá: pues fue más generoso al darse él mismo, para hacer digno al hombre de elevarse, Dios, que
si hubiera sólo perdonado; y ningún otro modo le bastaba a la justicia, si el Divino Hijo.
no se hubiese humillado al encarnarse.
Ahora para calmar cualquier deseo, vuelvo para aclararte sólo un punto para que puedas, como yo,
entenderlo.
Tú dices: "Veo el fuego, y veo el agua, la tierra, el aire y sus combinaciones que se corrompen y que
duran poco; y creadas han sido sin embargo; por lo que, si es verdad lo que me has dicho de
corrupción debieran verse libres.
" Los ángeles, hermano, y este puro país en el que estamos, fueron hechos tal como son, en su
entera existencia; pero los elementos que has nombrado y aquellas cosas que proceden de ellos de
creada potencia toman forma.
Creada fue la materia que tienen; creada fue la potencia formante en los astros que en torno suyo
giran.
Las luces santas sacan con su rayo de su virtualidad y con sus giros el alma de las plantas y los
brutos; pero sin mediación la vuestra exhala la suprema bondad, y la enamora de sí, tal que por
siempre la desea.
Y deducir aún puedes de este punto vuestra resurrección, si otra vez piensas cómo la humana carne
fue creada al ser creados los primeros padres. »
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
CANTO VIII
Solía creer el mundo erradamente que la bella Cipriña el amor loco desde el tercer epiciclo irradiaba;
y por esto no honraban sólo a ella con sacrificios y votivos ruegos en su antiguo extravío los antiguos;
mas a Dione honraban y a Cupido, por madre a una, al otro como hijo, y en el seno de Dido lo creían;
y por la que he citado en el comienzo, le pusieron el nombre a aquella estrella que al sol recrea de
nuca o de frente.
Hasta ella ascendí sin darme cuenta; pero me confirmó que en ella estaba el ver aún más hermosa
a mi señora.
Y cual la chispa se observa en la llama, y una voz se distingue entre las voces, si una se para y otra
el canto sigue, en esa luz vi yo otras luminarias dar vuelta más o menos velozmente, acordes,
pienso, a su visión interna.
De fría nube vientos no descienden, tan raudos, ya visibles, ya invisibles, que ni lentos ni torpes
pareciesen a quien hubiese esas luces divinas visto venir, dejando aquella danza que empezaba en
los altos serafines; y en los primeros que se aparecieron tal hosanna se oía, que las ansias de
escucharlo otra vez nunca he perdido.
Entonces uno se acercó a nosotros y dijo: «Estamos todos preparados para darte placer y
recrearte.
Girarnos con los príncipes celestes con un mismo girar y una sed misma, de la cual tú en el mundo
ya cantaste: «Los que moveis pensando el tercer áeio»; y tal amor nos colma, que no menos dulce,
por complacerte, es el pararnos. » Luego de haber mis ojos reverentes puesto en mi dama, y que ella
les hubiera satisfecho mostrando su aquiescencia, volviéronse a la luz que una tan grande.
promesa había hecho, y: «Quiénes sois» dijo mi voz de gran afecto llena.
¡Y cuánto y cómo vi que se crecía con esta dicha nueva que aumentaba su dicha, al dirigirle mi
pregunta! Dijo, así transformada: «Poco tiempo del mundo fui; y si más hubiera sido, muchos males
que habrá, no los habría.
Mi contento no deja que me veas porque brillando alrededor me oculta como animal en su seda
encerrado.
Mucho me amaste, y tuviste motivos; pues si hubiese vivido, hubieras visto de mi cariño más que
sólo hojas.
Aquella orilla izquierda que al mezclarse bañan el río Ródano y el Sorga, por señor a su hora me
esperaba, Y aquel cuerno de Ausonia limitado por Catona, por Baria, por Gaeta, donde el Verde y el
Tronto desembocan.
Ya lucía en mi frente la corona de aquella tierra que el Danubio riega cuando abandona la margen
tedesca.
Y la hermosa Trinacria, que se anubla entre Peloro y Pachino, en el golfo que el ímpetu del Euro
más recibe, no por Tifeo sino del azufre, aún hubiera esperado sus monarcas, de Carlos y Rodolfo
en mí nacidos, si el mal gobierno, que atormenta siempre a los pueblos sujetos no forzase a gritar a
Palermo: "Muerte, muerte.
" Y si mi hermano hubiese esto previsto, de Cataluña la pobreza avara evitaría que daño le hiciese;
pues proveer debieran ciertamente, él u otros, a fin de que a su barca.
cargada, aún otra carga no se agregue.
Y su carácter que de largo a parco bajó, precisaría capitanes no preocupados de amasar dinero. »
«Puesto que creo que la alta alegría que tu hablar, señor mío, me ha causado, donde se inicia y cesa
todo bien la ves del mismo modo que la veo, me es más grata; y también me causa gozo pues
contemplando a Dios la has advertido.
Gusto me diste, ponme en claro ahora, pues me han causado dudas tus palabras, cómo dulce
semilla da amargura. » Esto le dije; y él a mi «Si puedo mostrarte una verdad, a tu pregunta el rostro
le darás y no la espalda.
El bien que todo el reino que tú asciendes alegra y mueve, con su providencia hace que influyan
estos grandes cuerpos.
Y no sólo provistas las naturas son en la mente que por sí es perfecta, mas su conservación a un
tiempo mismo: por lo que todo aquello que dispara este arco a su fin previsto llega, cual se clava la
flecha en su diana.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
Si así no fuese, el cielo que recorres tendría de este modo efectos tales que no serían arte, sino
ruinas; y esto no puede ser, si los ingenios que las estrellas mueven no son torpes, y torpe aquel
que las creó imperfectas.
¿Quieres que esta verdad te aclare un poco?» Y yo: «No; pues ya sé que es imposible que a lo que
es necesario Dios faltase. » Y él: «Dime, ¿no sería para el hombre peor si no viviese en sociedad?»
«Sí -respondí- y la causa no preguntó. » «¿Y puede ser así, si no se tienen diversamente oficios
diferentes? No, si bien lo escribió vuestro maestro. » Fue hasta aquí de este modo deduciendo; y
luego concluyó: «Luego diversas serán de vuestros hechos las raíces: por lo que uno es Solón y el
otro es Jerjes, y otro Melchisedec, y el otro aquel que, volando en el aire, perdió al hijo.
La circular natura, que es el sello de la cera mortal, obra con tino, mas no distingue de uno al otro
albergue.
Por eso ya en el vientre se apartaron Esaú de Jacob; y de un vil padre nació Quirino, a Marte
atribuido.
La natura engendrada haría siempre su camino al igual que la engendrante, si el divino poder no la
venciese.
Ahora tienes delante lo de atrás: mas por que sepas que de ti me gozo, quiero añadirte aún un
corolario.
Si la naturaleza encuentra un hado adverso, como todas las simientes fuera de su región, da malos
frutos.
Y si el mundo de abajo se atuviera al fundamento que natura pone, siguiendo a éste habría gente
buena.
Mas vosotros hacéis un religioso de quien nació para ceñir espada, y hacéis rey del que gusta de
sermones; y así pues vuestra ruta se extravía. »
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
CANTO IX
Después, Bella Clemencia, que tu Carlos las dudas me aclaró, contó los fraudes que debiera sufrir su
des cendencia; mas dijo: «Calla y deja andar los años»; nada pues os diré, sólo que un justo duelo
vendrá detrás de vuestros males.
Y ya el alma de aquel santo lucero se había vuelto al sol que le llenaba como aquel bien que colma
cualquier cosa.
¡Ah criaturas impías, necias almas, que el corazón torcéis de un bien tan grande, hacia la vanidad
volviendo el rostro! Y entonces otro de los esplendores vino a mí, y que quería complacerme el brillo
que esparcía me mostraba Los ojos de Beatriz, que estaban fijos sobre mí, igual que antes,
asintieron dando consentimiento a mi deseo.
«Dale compensación pronto a mis ansias, santo espíritu y muéstrame - le dije- que lo que pienso
pueda en ti copiarse. » Y aquella luz a quien no conocía, desde el profundo seno en que cantaba,
dijo como quien goza el bien haciendo: «En esa parte de la depravada Italia que se encuentra entre
Rialto y las fuentes del Brenta y del Piave, un monte se levanta, no muy alto, desde el cual
descendió una mala antorcha que infligió un gran estrago a la comarca.
De una misma raíz nacimos ambos: Cunizza fui llamada, y aquí brillo pues me venció la lumbre de
esta estrella.
Mas alegre a mí misma me perdono la causa de mi suerte, y no me duelo; y esto tal vez el vulgo no
lo entienda.
De la resplandeciente y cara joya de este cielo que tengo más cercana quedó gran fama; y antes de
extinguirse, se quintuplicará este mismo año: mira si excelso debe hacerse el hombre, tal que otra
vida a la vida suceda.
Y esto no piensa la turba presente que el Tagliamento y Adigio rodean: ni aun siendo golpeada se
arrepiente; mas pronto ocurrirá que Padua cambie el agua del pantano de Vincenza, porque son al
deber gentes rebeldes; y donde el Silo y el Cagnano se unen, alguien aún señorea con orgullo, y ya
se hace la red para atraparle.
Llorará también Feltre la traición de su impío pastor, y tan enorme será, que en Malta no hubo
semejante.
Muy grande debería ser la cuba que llenase la sangre ferraresa, cansando a quien pesara onza por
onza, la que dará tan cortés sacerdote por mostrar su partido; y dones tales al vivir del país se
corresponden.
Hay espejos arriba que vosotros llamáis Tronos, y Dios por medio de ellos nos alumbra, y mis
dichos certifican. » Aquí dejó de hablar; y me hizo un gesto de volverse a otra cosa, pues se puso
una vez más en la rueda en la que estaba.
El otro gozo a quien ya conocía como preciada cosa, ante mis ojos era cual un rubí que el sol
hiriese.
Arriba aumenta el resplandor gozando, como la risa aquí; y la sombra crece abajo, al par que
aumenta la tristeza.
«Dios lo ve todo, y tu mirar se enela -le dije santo espíritu, y no puede para ti estar oculto algún
deseo.
Por lo tanto tu voz, que alegra el cielo con el cantar de aquellos fuegos píos que con seis alas hacen
su casulla, ¿por qué no satisface mis deseos? No esperaría yo a que preguntaras si me intuara yo
cual tú te enmías. » «El mayor valle en que el agua se vierte -sus palabras entonces me dijeronfuera
del mar que a la tierra enguirnalda, entre enemigas playas contra el curso del sol tanto se
extiende, que ya hace meridiano donde antes horizonte.
Ribereño fui yo de aquellas costas entre el Ebro y el Magra, que divide en corto trecho Génova y
Toscana.
Casi en un orto mismo y un ocaso están Bugía y mi ciudad natal, que enrojeció su puerto con su
sangre.
Era llamado Folco por la gente que sabía mi nombre; y a este cielo, como él me iluminó, yo ahora
ilumino; que más no ardiera la hija de Belo, a Siqueo y a Creusa dando enojos, que yo, hasta que mi
edad lo permitía; ni aquella Rodopea que engañada fue por Demofoonte, ni Alcides cuando encerró
en su corazón a Iole.
La Divina Comedia Dante Alighieri
Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net
Pero aquí no se llor a, mas se ríe, no la culpa, que aquí no se recuerda, sino el poder que ordenó y
que provino.
Aquí se admira el arte que se adorna de tanto afecto, y se comprende el bien que hace que influya
abajo lo de arriba.
Y a fin de que colmados tus deseos lleves que en esta esfera te han surgido, debiera referirte aún
otras cosas.
Quieres saber quién hay en esa hoguera que aquí cerca de mí lanza destellos como el rayo de sol
en aguas limpias.
Sabrás que en su interior se regocija Raab; y en compañía de este coro, en su más sumo grado
resplandece.
A nuestro cielo, en que la sombra acaba de vuestro mundo, aún antes que alma alguna por el triunfo
de Cristo, fue subida.
Convenía ponerla por trofeo en algún cielo, de la alta victoria obtenida con una y otra palma, pues
ella el primer triunfo de Josué favoreció en la Tierra Prometida, que poco tiene el Papa en la
memoria.
Tu ciudad, que es retoño del primero que a su creador volviera las espaldas, cuya envidia ha
causado tantos males, crea y propaga las malditas flores que han descarriado a ovejas y a corderos,
pues al pastor en lobo han convertido.
Por esto el Evangelio y los Doctores se olvida, y nada más las Decretales se estudian, cual sus
márgenes indican.
De esto el Papa y la curia se preocupa; y a Nazaret no van sus pensamientos, allí donde Gabriel
abrió las alas.
Mas pronto el Vaticano y otros sitios elegidos de Roma, cementerios de la milicia que a Pedro
siguiera, del adulterio habrán de verse libres. »
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario